miércoles, 24 de agosto de 2011

Psicoproesía del amor

XXII

…sustancia y energía…

El fuego al agua… complementándose
Limitación… el fuego solar… el agua molecular…

Amalu llueve hacia arriba…
Guarda las torrenciales flechas de ventisca
Unicidad… fluyes e inundas los pozos del sol
Antiguamente eran amantes en Morococha

Y… se abrazaron… quemándose… aguándose…

En nieve que quema helada y nocturnal
Líquido solárico que baja de los Montes de lo Aguirre

Flamígero Cuye recostado junto al fogón campestre
Unicidad… cueces y volatilizas los cristales del agua
Ermitaños del húmedo bosque y del excitado horizonte...
Gotas de sol y lluvias de fuego… eternamente danzantes
Osadía y existencia … alquimizan el ciclo de la vida.




I

Cielo, mi horizonte se hizo más visible en tus despiertos ojos
Antes de ti, la briosa luna se colgaba en mi adornado cuarto
Pero me despierto del negro letargo de la cristalizada materia
Rujo entonces a los cuatro poderes de la secreta naturaleza e
Inhalo la dulce voz y la encendida mirada de mi arrullada estrella
Cómo no va a ser suave e infinita el alma en tu voz y en tu mirada?
Heroico yo no te prometo nada que en el mundo no haya habido...
Ojos y ocasos y células en la tristeza y la alegría de vivir en el amor.


II

Despacio voy de prisa hacia tu mirada
Intenso como el metal del ocaso
Silente como la melodía de las estrellas
Te espero aquí… en mi corazón… y hago la pausa
Antes del amanecer…
Noche tras noche…
Cantando como los grillos el crepúsculo
Impregnado de ti… sin tu piel… y contigo…
Amando el roce… la piel del alma… sin piel.




III

…antes de estrellarme…
contra mí sombra…

Paulatinamente mi camino encuentra el tuyo
Al norte y al sur y al este y al oeste
Una y otra vez tu sonrisa se reúne con la mía
Luna y sol atestiguan esta paz y este sueño
Incandescentes sobre el tejado de las casas invisibles
Fascinantes destellos del henchido pecho arcoírico
Amo los jardines de inmortales y sus estelares susurros
Nadie aún sabrá el secreto de esta dicha
Tú… el oído del universo y mi
Encendido yo… como un faro en la otredad del mar.


IV

Había conocido artistas…
jamás una alquimista de Dios…

Hirsuta vas por ahí como Venus y como Diana
Andando y desandando en las alas de la brisa
Dónde queda el secreto pasaje hacia tus manos?
A qué tú impides que la noche se entristezca?

Luz… verbo… energía… ciclos diáfanos y tus ojos
Un cordón de plata tendido en el vacío
Zancadas de estrellas en los espejos de tu rostro

Mmm… tal vez mis labios algún día rocen los tuyos
Ah! … y palparé en mi lengua de mil soles… el fractal de la tuya
Golosas frutas y delicados vinos y tu atrevida barca…
Alcanzará el horizonte… como la luz al crepúsculo…




V

Divagando en tus invisibles orillas
Insistiendo en completarnos en las canteras…
Suave como el leve aleteo de las blancas gaviotas…
Fustigo en mí las cobardes aurigas…
Rocinantes hidalgos de la presteza…
Ufanos corceles en desbocado ímpetu…
Todo mi yo disfruta en la mesa de las tiernas uvas
O acaso tu callado beso… difiere del sabor de las frutillas?


VI

A todas las Marías…

Mar tormentoso de silencios heridos…
Aún como huellas en la costura de mi piel?
Rieles de lágrimas brotaron como salvajes olas
Invocando tus manos etéreas y tiernas
Antes de morir… tus brazos me amaron?

Hincado en este geológico suelo… yo te recuerdo
Entre todas las diosas del Olimpo… la más humana
Límpida y admirable en tu especular mirada
Eras la selva y la errante danza provinciana
Nada era mortal y… para todos tenías tu sonrisa
Aquella que hoy no se vende en los supermercados.


VIII

A H. L. M.

Recorro con la mirada solar tu cuerpo de río
Inmensidad matizada de cósmico polvo sideral
Cuerpo tornasolado en miríadas de aromas
Algún día me perfumaré en tus labios.

XI

A un genio

Nunca olvidaremos tu encanto aristocrático
Incluso tu reservada mirada y seria elegancia
Kilovatios de solitaria sabiduría eléctrica
Ondularon en la piel de Edison (el abusador)
Luego de que el Discípulo superase al Maestro
Atemporal e inventor de la gratuidad amorosa

Todos los amos de la oscura caverna asecharon
Encerrando bajo tierra la esperanza y borrando
Soterradamente las pisadas del mayor creador
Luminoso de la historia manipulada del orbe
Abandonado en su hotel… como iluminada estrella.



XII

…ella pinta el silencio…

Pulso telúrico del primoroso baile cósmico de tu cuerpo
Unión de opuestos sobre la tela sintáctica del movimiento
Líquido plateado fundido cual centrípeto cauce en tus ojos
Somos el tácito remolino de todas las alfas constelaciones
Arrimados en el manto de la madre tierra como etéreos
Ríos y largas avenidas… somos el tránsito a los desconocidos
Emprenderemos el augusto viaje hacia el Punto Inmóvil y
Sumergiremos nuestra curiosa alma en el Vientre de la Luz.


XV

La luna y el sol…
el ying y el yang
y silencio en las noches
en el día… susurros.

Mueren las visiones en las esquinas terribles del entumecimiento
Inmensidad del desasosiego y la desesperación de la duda y el odio
Es que el pánico se ha instalado en cada ofuscada neurona humana?
- Dónde van a caer los sueños? - dijo León Gieco a los cuatro vientos
Ominoso hado… me despellejas el gentil corazón como a otro Osiris

Y mis ojos rubrican un profundo silencio alegremente entristecido…

Furias salvajes y truenos húmedos… hemos olvidado la calidez del ideal
Luchamos por la horrible supervivencia y nos mentimos boicoteándonos
En esta hipócrita tragicomedia de cuentearnos que la virtud es altísima
Cuando en verdad creamos lo contrario y nos escondemos la insegura cabeza
Huraños como los bellos vagabundos en las fétidas Plazas del Centro
Alguien tendrá que alzar la eterna voz si no queremos exterminarnos unos a otros.


XVI

…lo que azuzó mi inquietud…

Intensidad de mis soles sobre el agua de tu fría piel
No concuerdo con los ágiles y mentales estereotipos
Dudo de la existencia del signo por sobre mi humanidad
Es cuestión de envalentonarse con el acero de la vida
Cuando la suerte ya está echada… el mudo destino es cruel?
Intensidad de mis soles sobre el agua de tu fría piel
Soy el arco y la flecha que vigila a setenta atentos leones
Irresoluto espíritu del piélago inconmensurable del amor
Otrora no hubiese creído en la loca justicia de Cristo
Ni siquiera en el canto silencioso de la muerte.



XXIII
…s-i-l-e-n-c-i-o…
Echo de menos leerte los “tres puntitos”
Lúgubre y sagrado y lunático y cósmico

Dos por siete en estos momentos es el infinito
O acaso este dispendioso viaje hacia mí mismo
Sepárame en cuatro ángulos de cero grados?

Y entonces callarme… callarme… callarme…

El se fue a morir en las fauces del Minotauro
Luminoso y oscuro y vehemente y estelárico

Silente ahora me arrepiento seguirte como presa
Inmensidad infértil cuando la materia está ciega
Espero compungido el tierno abrazo de la luna llena
Todavía late en mi corazón el silencio de tus ojos
El silencio… el silencio… el silencio… era la llave maestra.



XVIII

…no basta la inteligencia…
para arreglar el mundo…

Luz en mi ser ruego a este helado aire
A esta hermosa sonrisa que pasa yo ruego
Goces y estelas de amargo chocolate
Ruego apenas al infinito su invisible rostro
Imagínese las tardes paseándonos… desnudos
Mar adentro de los árboles… besándonos
Ahora el vacío me tumba sobre los costados del entendimiento

Inmaculada tierra… me limpias las lágrimas de los ojos?
No atiendo a lo nefasto aun estando abatido
Tengo estrellada la mirada y mi entumecida boca
En estos instantes cuasi fue un sol apagadísimo
Riéndose en la llanura del silencio
Inmutable… ahora… ahora el deseo se regenera
Oculto en el corazón como un ave Fénix
Ríos de lágrimas… mas lágrimas… de esperanza.

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